Por El Informapitecus
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Él llegó. La tomó con sus manazas y así vacilante comenzó a penetrarla sin mediar una conversación que facilitara el encuentro.
-¡Quiero mas, mas! Musitó ella.
-Eres tan rica, comentó él.
Estuvieron una hora entregándose cuerpo a cuerpo, espíritu a espíritu. Ella era así. Seguramente ustedes han escuchado que “en el trabajo hay que poner el corazón”, pues ella cumplía con creces esta sentencia, pero obviamente, literalmente ponía otra cosa, su cosita.
***
Ya viste a la “Chiapaneca”, no sé como le hace para ser tan solicitada. Pa’ mi que está curada, porque la verdad no es una gran belleza. El Manuel me dijo el otro día “Ella coge como ninguna de ustedes, tiene algo, algo que ustedes ni en cien años podrán tener”. El muy pendejo.
-Y que le contestaste, pregunta interesada, la Iguana.
-Pues, será porque ella es una india, y a ti te gusta lo corriente.
-Jajajajaja, ni tú te la creíste.
***
La gente dice que soy linda, yo la verdad no me siento fea. Sé que no soy una barbie pero tengo lo mío y lo mío es apretar hasta que mi cliente en turno se vacíe por completo. Es una técnica que me enseñaron unas amigas. Al tipo lo dejas noqueado y bien despachado, pa’ que es mas que la verdad. Es cierto que al principio me daba pena, eso de desnudarse ante un desconocido así como así no es fácil. Uno tiene taras morales, esas cosas de psicología que te detienen y están chingue y chingue para que no hagas lo que quieras.
Yo ya me liberé. Eso se lo debo a la señora Flor, la dueña del negocio. Me hizo ver lo errada que uno está con esas creencias que nos meten las madres. Ahora disfruto lo que hago. Gano mi buen dinerito y me va bien en la vida.
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